Rafaela Flores, de 18 años, llega emocionada a su primera clase de jiu-jitsu brasileño en una academia de artes marciales en la vía a Samborondón.
Lo primero que debe aprender es a caer apropiadamente. “Si no sabes caer te pegas la cabeza y ahí quedaste”, le aconseja Camila Andrade, su instructora de 23 años, cinta negra en la disciplina y fundadora de Meninas, agrupación de deportistas ecuatorianas femeninas de jiu-jitsu que busca promover la seguridad femenina.